Mujeres con huella
En esta exposición se muestran historias, vidas, huellas… Delante de un café, a través de una tertulia, surge un grupo de mujeres felices de encontrarse. Mujeres potentes. Mujeres que muestran su liderazgo como un camino que dejan marcado para las demás, para todas las personas mayores, con respeto y con mucho amor hacía lo que han hecho, hacen y harán. Que necesario en estos tiempos donde la empatía ha dejado de ser un valor precioso, sin embargo, ellas nos recuerdan su importancia y su significado con cada gesto y acción que nos comparten, que nos regalan…
Aquí os dejamos su historia, historias que merecen ser contadas, ELLAS, mujeres nacidas entre 1929 y 1945 nos cuentan su paso por los centros de mayores, su camino, su HUELLA.
JOSEFA IRIS FERRER VÁZQUEZ (1929)
Voluntaria en la actividad de Ciberaula, en los Mayores Cineastas y como miembro de la Junta Directiva de Mayores.

“Llegué a San Fernando hace unos 30 años. Trabajaba y, cuando me jubilé, decidí dedicarme a mi asignatura pendiente que era dibujar. Entonces conocí a una señora del centro de mayores que me habló de lo que había allí, me entusiasmó y empecé en un curso de dibujo. Fue fenomenal, actualmente he hecho más de 100 cuadros. Aparte de eso, también fui a clase de informática y conocí a gente maravillosa. Más tarde, estuve un tiempo como en la junta directiva y posteriormente empecé a dar clases de informática como voluntaria. Siempre intenté animar a otras personas con conocimientos a hacerse voluntarias, porque ser voluntario es algo maravilloso. Siempre recibes más de lo que das. Pero el recuerdo más bonito que tengo es en la clase de informática, cuando vinieron niños y niñas y nos transmitieron una gran alegría. Para mí, ese es el recuerdo más maravilloso. También cuando los nietos de las personas mayores que en ese momento estábamos como voluntarias vinieron a clase, entre ellos los míos. Yo les enseñaba entonces, y ahora ellos me enseñan a mí. Y no puedo dejar de mencionar otro recuerdo sensacional, y es que fuimos pioneros en España en hacer cine para personas mayores. Eso fue increíble. Ahora, tú me preguntas, ¿Qué huella dejo? La huella que dejo es el agradecimiento a San Fernando de Henares, que me recibió con los brazos abiertos y me dio todo lo que tengo.”
MARÍA DE LA RIVA AMO (1936)
Voluntaria en Proyectos Intergeneracionales (APS), en el Foro de Participación de Mayores y en la Asociación de Alzheimer AFA)

“Hace 25 años llegué a San Fernando y desde hace 23, soy voluntaria. He participado en muchos proyectos intergeneracionales: colegios, institutos… de todo. Pero lo que más alegría me ha dado ha sido Alzheimer. Ahí me he sentido… no sé, ha sido mi vida durante todos estos años, hasta la pandemia. Éramos un equipo muy unido, unas diez personas, como una familia. Nos sentíamos bien y todavía, con mis 88 años, sigo yendo alguna vez cuando puedo, es mi mayor alegría. He estado en todas partes donde me han llamado. Estuve poco tiempo en la junta, me lo pidieron y lo hice. En fin, en muchas cosas. Pero creo que lo más importante donde he dejado mi huella es en las amistades. Voy por la calle y me abraza mucha gente, muchísima. Mis hijas no lo comprenden, me dicen: “En todos los sitios te conocen”. Incluso la chica que me ayuda en casa me dice: “Pero bueno, ¿tienes que parar en todas partes?” Pero es así. Creo que he dejado mucho cariño, porque siempre he sido muy cariñosa, y eso me ha compensado todo. He pasado momentos difíciles, pero también muchos buenos, de verdad. Cuando vengo al centro, mi mente se ilumina, me siento feliz, venir aquí es mi vida. He sido muy feliz durante todos estos años, y creo que también he dejado felicidad.”
ELIA SÁNCHEZ NOVIEMBRE (1938)
Voluntaria de la actividad de Leer y Escribir.

“Yo era maestra en un colegio de San Blas y del colegio me venía a la ferretería donde trabajaba mi marido los fines de semana, y cuando me jubilé en la ferretería a los 71 años, una amiga me preguntó: “Ahora que te jubilas, ¿qué vas a hacer?” En ese momento no lo sabía, y fue entonces cuando ella me animó a pasarme por los centros. Comencé en el Gloria Fuertes, pero cuando abrieron el José Saramago, empecé a venir aquí. No había actividades, no había nada, y como en la ferretería conocía a mucha gente, veía que muchas personas no sabían leer ni escribir pues me animé, abrir un aula y empezar a dar clases a las personas mayores que venían al centro. Así lo hicimos. Empezamos con cuatro personas, pero el boca a boca hizo su trabajo, y pronto la clase se llenó tanto que ya no cabíamos. Para poder atender a todos, le propuse a dos compañeros sumarse como voluntarios y así creamos dos grupos más. Y desde entonces hasta ahora, hace casi 30 años, fíjate lo que ha llovido continuo en ello. Y luego la satisfacción de poder ayudar a la gente, eso te llena mucho, y lo que hacemos aquí es compartir, y lo que me llevo de todo esto es mucho cariño y agradecimiento, porque lo que hacemos como personas voluntarias es hacer que la gente salga de casa y vengan a los centros, a que se animen, a que hablen, y que no se sientan solas y todo esto nos hace sentirnos acompañadas. Y el poder desarrollar lo que queremos hacer es algo de agradecer.”
ANA PIÑA TÉLLEZ (1939)
Voluntaria en Proyectos Intergeneracionales (APS) y en la Asociación de Alzheimer AFA)

“Cuando falleció mi marido, me acerqué a los centros para apuntarme a diferentes actividades, fue mi hija quien me motivó a hacerlo. Estuve en leer y escribir, en psicomotricidad, y en todo lo que pude, pero lo mejor que hice fue hacerme voluntaria de AFA, de todo mi trayecto de vida en San Fernando, esto ha sido sin duda lo mejor que hice. Mis padres fallecieron de esa enfermedad y, como siempre me dolió tanto su situación, sentía la necesidad de saber más sobre ella. Antes era muy distinto, pero hoy hay muchos avances y está mejor. Lo que más orgullosa me hace es haber estado en AFA, no solo por lo que yo haya podido aportar, sino por todo lo que he recibido de cariño y sentirme muy a gusto, sobre todo con mis compañeras con las que hemos hecho muy buen equipo, siempre en familia, cómodas entre todas, y yo iba con mucha alegría cada día. Este año he tenido que dejarlo porque no estaba muy bien, pero lo he pasado muy bien. Gracias a mis compañeras, que fueron lo mejor, sobre todo por lo bien que me han tratado y esto es lo que me llevo.”
MARISA SACRISTÁN CEDILLO (1940)
Voluntaria en la actividad de Reiki, en el Foro de Participación de Mayores y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“Desde el primer momento en que conocí el centro, quise formar parte de él, toda la vida he estado ayudando siempre, a todo lo que había que hacer yo me sumaba, he ayudado, he colaborado en lo necesario, siempre he estado dispuesta a participar en todo lo que he podido cuando he dispuesto de tiempo para que nuestro pueblo estuviera atendido, sobre todo las personas mayores. A los centros no solo vienes a hacer actividades, sino también a ayudar al bienestar de los demás, y es que además te llevas una cosa muy buena que es el cariño y la amistad de las personas, sobre todo con el tiempo, te das cuenta de la importancia de estos momentos, y aún más cuando eres mayor y das valor a la compañía y el apoyo. Los centros no solo es un lugar para encontrarnos y hacer actividades, al final es un hogar, son tu familia, y podría decir que la huella que he dejado, mi pequeño granito de arena, ha sido tratar de enseñar la importancia de dar sin esperar nada a cambio, colaborar y animar a los demás a sumarse a esta forma de estar presente en los centros, y sobre todo me llevo el cariño y la amistad que recibo de las personas.”
LIDI GARCÍA ALONSO (1944)
Voluntaria en la Junta de Participación de Mayores, en el Foro de Participación de Mayores y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“Desde que me jubilé, he estado activa en varias cosas del centro. Estuve varios años en AFA, pero tras la pandemia no pude continuar. También he participado en los APS de los centros educativos, donde iba a enseñar y salía aprendiendo. He estado ocho años en la junta de participación, viviendo la pandemia desde una experiencia impresionante, porque trabajamos mucho para realizar actividades dirigidas a todas las personas mayores a través de medios telemáticos, evitando que se sintieran aisladas. Desde nuestra legislatura como junta, trabajamos muy duro y logramos grandes cosas en beneficio de las personas mayores y de la sociedad. Pienso que la huella que he dejado es el trabajo que he realizado por todas las personas mayores, de lo cual me siento orgullosa, aunque siento no poder seguir con la misma actividad por la edad que tengo. Han sido muchas las experiencias, algunas duras cuando no se consigue lo que se propone, y otras muy buenas cuando se logran. Y esta ha sido prácticamente mi trayectoria en los centros, casi formando parte de todas las actividades. Y lo que me llevo es la satisfacción y la alegría de haber podido hacer lo que yo antes de jubilarme pensaba.”
JULIANA GONZALO MARTÍN (1944)
Voluntaria en la Asociación Los Mosqueteros y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“Mi camino en el centro empezó hace muchos años. Fui una de las personas que estaban siempre colaborando junto con la organización que se encargaba de hacer salidas, excursiones y otras actividades dirigidas a todas las personas mayores de los centros. Luego empecé con el huerto, lo que para mí ha sido una de las mejores etapas, porque lo pasaba muy bien con los niños. Cuando hacía mal tiempo, entrábamos a las clases, contábamos cuentos y jugábamos con ellos, con los niños de 3 a 5 años. Ha sido una etapa muy bonita también para mí. He seguido colaborando en todo lo que he podido, especialmente con la asociación de mayores Los Mosqueteros. Aunque ha sido duro, para mí ha sido una satisfacción muy grande poder ayudar y colaborar con las personas mayores durante tantos años, pero todo tiene un principio y un fin. Fui consciente de que no quería estar encerrada en casa, las paredes se me caían encima, y aquí he conseguido sentirme útil¸ y yo lo que realmente quería era hacer cosas y lo he conseguido. Me llevo también conmigo el caminar por la calle y todo el mundo me saluda, y eso es una gran alegría, sobre todo porque siento que la gente está contenta con algo que yo he hecho.”
AMABLE CRUZ NIETO SEIJAS (1944)
Voluntaria en la actividad de Ciberaula, el taller de Leer y Escribir, en los Mayores Cineastas y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“Yo empecé en el año 1998, pues me quedé sola, prácticamente y pensé: “Bueno, ¿y ahora qué hago?”. Pues decidí apuntarme al Centro de Mayores, y la verdad es que fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Allí pude realizar muchas de las cosas que tenía pendientes, una de ellas era enseñar, yo quería ser profesora, pero las circunstancias de la vida me llevaron por otro camino. Al final, lo conseguí, y llevo años haciendo lo que me gusta. Con los niños he hecho muchísimas cosas: he contado cuentos, participado con el CRIA, hemos jugado, hecho marionetas, guiñol… he participado en prácticamente todo lo que me proponían. También participé en proyectos de cine, he hecho teatro para niños, fue una experiencia muy bonita. Son tantas experiencias, y todas buenas en las que me sentí bien, me sentí a gusto, siempre actuando con la mejor voluntad. Si tuviera que resumirlo en una frase, diría que me siento feliz y contenta de haberme apuntado al Centro de Mayores. Aquí he hecho muchos amigos y conocidos, y cuando voy por la calle, todo el mundo me saluda, y eso es muy bonito. Soy voluntaria en informática y la actividad de leer y escribir y siempre disfruto con los grupos. Personalmente, con todo esto, puedo decir que me siento realizada, esa inquietud que tenía de querer hacer cosas y pensar “me hubiera gustado hacer esto o lo otro” la he podido cumplir, y eso es una gran satisfacción. Me casé joven, tuve hijos, la vida pasó rápido. Pero hoy siento que he hecho lo que realmente me gusta, y eso ya es un triunfo. Me siento bien, contenta, feliz y la sonrisa no se me quita de la cara. Después de tantos años, ya me conocéis, cuando hago las cosas las hago desde el alma.”
CHARO ZAPATA GIL (1945)
Voluntaria en la actividad de Reiki, en el Foro de Participación de Mayores y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“La huella que he querido dejar es la responsabilidad. Todo lo que he hecho ha sido por tratar de mejorar hacia las personas, con amor, esa ha sido mi finalidad. Empecé a participar en los centros de mayores en el 2005, cuando se inauguró el José Saramago. Comencé asistiendo a una tertulia los viernes, donde hablábamos sobre lo que sucedía en el pueblo y cómo nos afectaba. Luego participé en informática como persona voluntaria intentando ayudar a las personas mayores que asistían a tomar contacto con la informática. También colaboré en otros ámbitos, como el teatro, llevando actuaciones a las residencias. Además, formé parte de la junta directiva con un objetivo muy claro: luchar por conseguir un sitio de representación donde no fueran solo hombres si no también estuvieran presentes mujeres, y se logró. Después de esta etapa, lo que más me ha marcado, lo que ha supuesto un antes y un después, ha sido el voluntariado en AFA Alzheimer. Para mí fue una sorpresa lo mucho que me entusiasmó esa experiencia, sobre todo por el aprendizaje continuo, por las lecciones de vida que recibía cada día, formado parte de un grupo de personas voluntarias con mucha unión y compañerismo, siempre caminando en la misma dirección, en equipo con amor y entusiasmo, sin duda puedo decir que toda esta trayectoria, ha sido una de mis vivencias más maravillosas, de las mejores experiencias de mi vida.”
EMILIANA FLORES PÉREZ (1945)
Voluntaria en la actividad de Costura Creativa (Saberes y Labores) y en Proyectos Intergeneracionales (APS).

“Empecé a participar en los centros de mayores hace unos 30 años y tengo mucha satisfacción de todo. Me apunté al centro porque me gusta ver teatro, soy muy artista, muy teatrera. Y entré, claro está. El teatro me encanta, también hice cine y he participado en proyectos intergeneracionales en colegios e institutos. He colaborado en varias ocasiones en el Día de la Infancia con actividades para niñas y niños, participé en el proyecto de ASPIMIP haciendo teatro con ellos y, además, llevo muchos años como voluntaria en el taller de saberes y labores, donde sigo actualmente. Es un grupo fabuloso. Damos lo que sabemos y también aprendemos unas de otras, porque ahí no hay profesoras, somos una piña. Lo pasamos muy bien, tomamos nuestro cafetito—eso que no falte—y nuestras pastitas, que, si no las trae una, las trae otra. Estoy encantada con todas las personas con las que me junto. No sé si será mi forma de ser o la de ellos, pero ahora mismo me siento orgullosa. Todo lo que se hace hay que disfrutarlo, si no lo disfrutas, no te puede salir bien. Hay que entrar con la actitud de que vales y, como vales, lo disfrutas. Y yo lo disfruto un montón. En cualquier actividad, me da igual, porque me encanta, me da mucha satisfacción. Lo que me llevo es la alegría que me da el centro cuando vengo, me quitan todas las penas y… ¡viva la madre superiora!”